La aprobación de los incisos que establecen un sistema de salud universal y el cobro obligatorio de cotizaciones para financiar el modelo, implicarían la desaparición, en un plazo que se establecerá en los artículos transitorios, de las Isapres tal como se les conoce hoy, ya que actualmente estas instituciones financian las prestaciones de salud que brindan a sus 3.3 millones de usuarios recibiendo precisamente el 7% de su sueldo como cotización mensual para financiar su plan de salud.

De acuerdo con la información disponible a la fecha, el beneficiario de Isapre, al destinar obligatoriamente ese 7% al sistema universal administrado por el Estado, tendría que pagar un monto adicional al 7%, que le entregaría al Sistema Nacional de Salud, para mantener un acceso equivalente a su actual plan de Isapre.

De acuerdo con los incisos aprobados por la Convención Constituyente, los 3.3 millones de usuarios de Isapres se integrarían obligatoriamente al nuevo Sistema Nacional de Salud, lo que limitaría la capacidad de la red pública actual debido a que el universo total de pacientes aumentaría significativamente. Si este nuevo sistema de salud no se implementa con un rediseño estructural, aumentarán los tiempos de espera en atenciones, se incrementarán las listas de espera, existirá menor capacidad de respuesta con la infraestructura vigente y habrá una menor disponibilidad de especialistas, entre otros efectos.

De acuerdo a las cifras de la Subsecretaría de Redes Asistenciales, la realidad del sistema público establece que en diciembre de 2021 se identificaron 315.945 personas en lista de espera para una intervención quirúrgica. Adicionalmente, el registro indica que 2.001.972 personas esperan por una consulta con un especialista determinado. Por estas razones, cerca de la mitad de las personas del sistema público usan la red de prestadores privados, financiada mayoritariamente por las Isapres, es decir, casi 10 millones de personas utilizan regularmente el sistema privado dado que cumple de manera eficiente el rol de descomprimir el sistema público.

Los pacientes crónicos, adultos mayores y quienes tienen patología GES, que hoy están afiliados a una Isapre pasarían al nuevo Sistema Nacional de Salud, pudiendo sobrepasar la capacidad instalada del sistema público y, comprometiendo a ese grupo de pacientes desde el punto de vista de una atención oportuna.