Al final, somos parte de una gran familia


Llegó a Chile solo y buscando un cambio. Hoy, quince años más tarde, vive con su pareja y no tiene planes de volver a EE.UU. Esta es la historia de Michael Lloyd, uno de los tantos beneficiarios migrantes que tiene el Programa Camina Contigo.

PUBLICADO EL 12 de junio de 2018
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Todo comenzó en 1998. Michael Lloyd vino a Chile por negocios y se encantó con el paisaje, la gente y la cultura. Atraído por la diferencia entre sus compatriotas y los chilenos, cinco años más tarde volvió a aterrizar en nuestro país, pero en esta oportunidad el regreso era sin retorno.

“Aquí son muy amables y tienen tradiciones distintas. Recuerdo la primera vez que me invitaron a tomar once… once con pasteles, tortas, té y pan. Allá no tenemos estas cosas”, comenta entre risas.

Y es que esta misma amabilidad, dice, es la que ha visto en el Camina Contigo. En febrero de 2016 fue diagnosticado con cáncer de próstata y ahí fue cuando conoció el programa.

“He recibido la atención que esperaba, es fantástico”, señala sobre los más de dos años que lleva siendo parte de esta iniciativa. Pero la atención no es lo único importante para este hombre alegre y entusiasta: ya ha ido a tres talleres, de acompañamiento psicológico y de arteterapia, y planea seguir yendo.

¿La razón? En sus palabras: “Cancer make everybody together” (“el cáncer une”, en español). Asegura que los talleres le han servido para no sentirse solo y darse cuenta de que hay más personas en su situación. “Al principio crees que eres el único que tiene esto, pero después te das cuenta que hay más como tú, que te entienden y saben por lo que estás pasando”, explica.

Por eso se ha mantenido en contacto con algunos de los asistentes a estos talleres. “En la clase se genera este sentimiento de que, al final, somos parte de una gran familia. Todos se ayudan y eso lo encuentro muy especial”, comenta.

Su pareja, Erika Marchant, lo ha acompañado a las diferentes actividades, participando también de ellas. Hace diez años que viven juntos y Michael asegura que ha sido fundamental en su nueva vida aquí en Chile. “Es una mujer extraordinaria”, asegura.

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 ¿Volver a EE.UU?

Vino buscando un cambio y lo encontró. Hoy, quince años después, no tiene planes de irse. “Uno quizás creería que es mejor volver a EE.UU si te diagnostican cáncer, pero no necesariamente es así. El tratamiento aquí es igual o mejor. A diferencia de allá, acá tienes diferentes ayudas para sortear el costo, hay planes que te ayudan a hacerlo”, comenta.

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